
En la antigua Grecia y Roma, las ágoras y los foros eran espacios donde mercaderes y artesanos mostraban sus productos. Aunque no eran showrooms en el sentido moderno, ya operaban como escenarios destinados al estímulo visual. El concepto que hoy conocemos tomó forma siglos después, durante la Revolución Industrial, cuando las novedades en vajillas comenzaron a presentarse en ambientes cuidadosamente diseñados. Y ahí está la clave: diseñar. A lo largo del tiempo, los espacios dedicados a mostrar materiales, muebles y objetos han sido mucho más que vitrinas; han funcionado como plataformas de exploración y experimentación. Lo que hoy llamamos showroom hereda ese espíritu: espacios donde el diseño no solo se observa, sino que se toca y se proyecta en tiempo real, dando pie a herramientas como los moodboards.
De cierta manera, los moodboards prolongan la lógica del showroom: condensan materiales, colores y texturas en una superficie acotada, pero cargada de intención. Sin embargo, esa intención no surge de inmediato; requiere un proceso previo de exploración sensorial. Bajo esa premisa, Porcelanosa transformó su showroom en un entorno inmersivo para celebrar su sexta muestra de novedades, con una idea central: para diseñar, primero hay que despertar los sentidos. La exposición incluyó nuevos materiales, colaboraciones y proyectos desarrollados por estudiantes de la UNAM, como ejercicio de diálogo intergeneracional.

En el ámbito de los materiales, la ceramoteca se planteó como uno de los núcleos conceptuales de la muestra: un espacio donde texturas, colores y acabados cerámicos se organizaron como herramientas de exploración proyectual. Más que una exhibición, opera como un laboratorio de ideas que habilita la construcción de moodboards personalizados y la visualización de proyectos en tiempo real, favoreciendo un cruce entre lo técnico y lo sensible en el diseño contemporáneo. Desde allí, se abren posibilidades para explorar distintas materialidades, aplicaciones y combinaciones, articuladas bajo un mood sensorial que amplía el campo de decisión del diseñador a través de los moodboards.

Composición material y moodboards: explorando combinaciones esenciales
Profundidad Terrosa
La paleta combina marrones intensos, ocres y grafitos que remiten a colores y texturas propias de la naturaleza. Los tonos oscuros aportan calidez, dando lugar a espacios acogedores y con personalidad. La mezcla de accesorios con acabados discretos, superficies rugosas y texturas mate refuerza la sensación de profundidad y vínculo con lo natural. Esta propuesta está pensada para ambientes como cocinas que buscan equilibrar presencia visual y confort mediante una materialidad sólida y envolvente.

Ritmo Táctil
Este moodboard resalta la variedad y el contraste de texturas y relieves. Más allá del color, se centra en la riqueza táctil y visual que ofrecen materiales con superficies que van desde lo rugoso hasta lo más suave e irregular. Su propósito es aportar dinamismo y complejidad al diseño a través de patrones que promueven la interacción sensorial. Se presenta como una herramienta para proyectos tanto de baño como cocina que valoran la exploración material como un recurso esencial en la creación de atmósferas expresivas y detalladas.

Claridad Mate
Materiales y acabados en tonos claros y neutros —como blancos, beige y grises suaves— conforman una paleta luminosa que amplía la percepción del espacio y transmite calma y limpieza. Las superficies sólidas de los muebles de baño, suaves al tacto, aportan serenidad en ambientes donde predominan la luz natural y la simplicidad. Los accesorios con acabado metálico y brillo aportan un detalle sutil que complementa la propuesta. La combinación de estos elementos busca un equilibrio entre estética y funcionalidad, pensada para espacios contemporáneos que valoran la versatilidad y la elegancia discreta.

Cálido Metálico
El uso de colores sólidos y texturas suaves en muros y muebles de baño crea un ambiente armonioso que se distingue por el uso del color. Las superficies, diseñadas para ser agradables al tacto, resaltan mediante curvaturas suaves en elementos como tinas y lavamanos, aportando fluidez y continuidad al espacio. Los acabados metálicos aportan brillo sin saturar, mientras las texturas suman dimensión y profundidad. Este enfoque pone en valor la materialidad como un factor clave para definir ambientes que se adaptan a las necesidades específicas de los usuarios, especialmente en espacios íntimos como el baño.

Nuevas materialidades, productos y colaboración universitaria
Otra dimensión que exploró la muestra de novedades fue la colaboración entre Xtone y la firma de mobiliario Breuer, que presentó un mueble de baño que, además de aportar estética al espacio, ejemplifica cómo los materiales de Porcelanosa pueden transformarse en objetos únicos que elevan la atmósfera interior. En esta misma línea, Krion destacó con su nuevo material reciclado Undora, concebido para ofrecer versatilidad, durabilidad y sostenibilidad. Este material está compuesto en más de un 90 % por carga mineral proveniente de sobrantes de mármol blanco, recortes y rectificados cerámicos locales, que se combinan con aglutinantes a base de agua para crear paneles ligeros y manejables, facilitando su instalación tanto en muros como en mobiliario.


La muestra también abrió espacio al diálogo académico e intergeneracional, a través de una colaboración con estudiantes de la UNAM. A partir del uso de Krion, los alumnos desarrollaron propuestas que exploran las posibilidades de este material en el diseño de objetos y componentes de uso cotidiano, planteándose como una alternativa a los materiales tradicionales. Lejos de replicar soluciones existentes, sus proyectos apostaron por reinterpretar el potencial del material desde una mirada experimental, incorporando criterios de funcionalidad y eficiencia en los procesos.
En conjunto, la muestra se planteó como un detrás de escena creativo, orientado a convertir el showroom de Porcelanosa en un punto focal para la interacción directa con materiales. A través de colaboraciones con otras marcas e instituciones académicas, y el impulso al trabajo de jóvenes diseñadores, el espacio funcionó como lugar de encuentro para la comunidad profesional. Más que presentar productos, buscó propiciar una experiencia multisensorial, enfocándose en aquellos momentos donde el material no solo se observa, sino también se siente a través del tacto.












